Los órganos sexuales de la mujer suele ser la parte que más cuidados higiénicos exigen para preservar la salud. Y no sólo se trata de lavarlos con frecuencia sino de la manera adecuada.
Por ejemplo la vagina, por sus características particulares, puede convertirse a veces en blanco de obsesión para algunas mujeres, propiciando conductas de "aseo" que por ser errático, en lugar de promover la sanidad, más bien le perjudican.