Recientemente el Institut Marquès, de Barcelona, España, publicó un estudio que demuestra que los fetos oyen desde la semana 16 (cuando miden 11 cm) y que los sonidos del exterior les llegan como susurros distorsionados.
Encontraron además que los fetos responden con movimientos de boca y lengua (a los que llamaron "movimientos de vocalización") como si quisieran hablar o cantar cuando la música era colocada por vía vaginal.
Se sabe que los bebés empiezan a vocalizar espontáneamente en respuesta a los sonidos que escuchan por eso cantar o hablar a un niño le estimula para el habla, mientras que un ruido no lo hace.